Le encuentro mucho sentido, aunque de todas formas uno no puede caminar con Dios así mudo, sino que Dios espera que le escuchemos, pero que además le respondamos.
Existe un concepto llamado 'escucha activa' que utilizan como estrategia los terepeutas para atender a sus pacientes y descubrir lo que realmente quieren comunicar. Bueno, de la misma forma Dios ya sabe lo que realmente queremos comunicar, porque conoce nuestro corazón y los pensamientos más íntimos, pero de todas formas espera que lo expresemos de la misma manera que en la carta a los Romanos, el apóstol Pablo refiere la recomendación de creer y confesar verbalmente (Romanos 10:9-10).
Así que te recomiendo que cuando ores, emitas las palabras que salen del corazón. Sin repeticiones vanas y ajenas a tus sentimientos sino que sean las palabras que tu razón expresa.
A continuación te comparto un breve estudio del término 'oración'...
La
oración en la Biblia es dirigir palabras audibles hacia Dios.
Estas palabras poseen un significado que
surgen de los afectos personales y el razonamiento intelectual del creyente en
un contexto humano, tanto individual como social.
ORAR, ORACIÓN
1.Verbo ‘eucomai’, orar a Dios. Se utiliza
con este significado en 2 Co 13.7, 9; Stg 5.16; 3 Jn 2: «deseo». Incluso
cuando, como en este último pasaje, y en Hch 26.29; Hch 27.29; Ro 9.3, se
traduce denotando deseo, la indicación es que la oración está implicada en
ello.
2. proseucomai, orar. Se utiliza siempre de
oración a Dios, y es el término más frecuente que se utiliza para ello,
especialmente en los Sinópticos y en Hechos, una vez en Romanos 8.26; en
Efesios 6.18; en Filipenses 1.9; en 1 Timoteo 2.8; en Hebreos 13.18; en Judas
20, principalmente traducido con el verbo orar, pero también en alguna ocasión
como «pedir». Para la instrucción en 1 Ts 5.17.
3. deomai, rogar. Se traduce «orando» (Lc
21.36); «como hubieron orado» (Hch 4.31); «oraba» (10.2); «orando» (1 Ts 3.10).
(1)
proseuque se utiliza de la oración en general; deesis destaca el sentimiento de
necesidad; se utiliza en ocasiones de una petición de hombre a hombre.
(2) En los papiros, enteuxis es el término
regular para una petición a un superior. Para el sinónimo aitema, véase
PETICIÓN; para jiketeria (Heb 5.7,
(3) «La oración se dirige apropiadamente a
Dios el Padre (Mt 6.6; Jn 16.23; Ef 1.17; 3.14), y al Hijo (Hch 7.59; 2 Co
12.8); pero no hay ningún caso en el NT en el que haya ninguna oración dirigida
distintivamente al Espíritu Santo, por cuanto en tanto que el Padre está en el
Cielo (Mt 6.9), y el Hijo está a su diestra (Ro 8.34), el Espíritu Santo está
en y con los creyentes (Jn 14.16, 17).
»La oración debe ser ofrecida en el Nombre
del Señor Jesús (Jn 14.13); esto es, la oración tiene que estar en armonía con
su carácter, y debe ser presentada en el mismo espíritu de dependencia y
sumisión que le señaló a Él (Mt 11.26; Lc 22.42).
»El Espíritu Santo, siendo el único
intérprete de las necesidades del corazón humano, hace su intercesión por
ellas; y por cuanto es imposible al hombre la oración aparte de su ayuda (Ro
8.26), a los creyentes se les exhorta a orar siempre en el Espíritu (Ef 6.18);
cf. Jud 20 y Stg 5.16, cuya última cláusula debería probablemente leerse: ‹la
súplica obrada internamente (esto es, por parte del Espíritu Santo) de un justo
puede mucho› (o, ‹prevalece grandemente›, iscuo, como en Hch 19.16, 20).
»No por ello tiene que estar el
entendimiento menos involucrado en la oración (1 Co 14.15), y la voluntad (Col
4.12; Hch 12.5; donde ‹sin cesar› es, lit., ‹extendida›); véase también Lc
22.44.
»La fe es esencial para la oración (Mt
21.22; Mc 11.24; Stg 1.5-8), porque la fe es el reconocimiento de, y la
encomendación de nosotros mismos y de nuestros asuntos a, la fidelidad de Dios.
»Allí donde los judíos eran numerosos, como
en Tesalónica, tenían generalmente una sinagoga (Hch 17.1); cuando eran pocos,
como en Filipos, tenían meramente un proseuque, o ‹lugar de oración›, de
dimensiones mucho más pequeñas, y generalmente construido junto a un río para
poder disponer del agua necesaria para las abluciones preliminares prescritas
por la tradición rabínica (Hch 16.13, 16)» (de Notes on Tessalonians, por Hogg
y Vine, pp.189-190).
Otra clave para pastorear una iglesia es leer frecuentemente la ética de Jesús señalada en Mateo 5, 6 y 7, conocido como el Sermón del Monte.
Bueno, un abrazo y que la gracia de Cristo te sostenga.
Pr. Miguel Lineros Álvarez
1 comentario:
Gracias por tu mensaje en mi blog. Sería agradable en algún momento poder conversar. mi mail es palbertojose@elmanestavivo.com Bendiciones. Alberto Linero, eudista
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